“Fingen -y eso lo aprendieron allí, en su lugar de origen- todo lo contrario de lo que son; es más, puede que algunos lleguen sinceramente a creer en su propio engaño. Su vida, por tanto, está llena de dobleces. De insidias, de marañas, de retorcidas maquinaciones, de malentendidos… Siempre a su favor. A veces se tarda bastante en descubrirlos (son hábiles, no lo olvidemos) o, simplemente, no se les descubre nunca. -Su destino es el mal y aunque es cierto que ese mal torpón, el único que son capaces de practicar, allá, en su casa, sería motivo de desprecio o burla, aquí todavía resulta efectivo. Son diablos de tres al cuarto. Parientes pobres… Pero diablos al cabo, no lo olvide.”
Aquí Cristina nos presenta tres relatos largos a medio camino entre lo fantástico y lo realista. O quizás son cuentos naturales con nostalgia sobrenatural. En cualquier caso llaman a la simpatía.
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