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7/4/11

El país del miedo

Ni siquiera es un miedo al islamista, al fanático, al terrorista vocacional, nada de eso, más bien se refiere al tranquilo magrebí que se sienta al sol en una plaza, que te pide un cigarrillo. Un miedo cultural, que se origina en relatos viejos y se agranda con relatos nuevos, desde las descripciones aterrorizadas que los presentaban como bestias sangrientas en las luchas coloniales o en nuestra guerra civil (su fama de castradores de cadáveres y violadores de mujeres ha quedado blindada en nuestro imaginario), hasta las actuales pandillas de niños abandonados y adictos al pegamento, pasando, por supuesto, por la invariable deshumanización que comparten con el resto de africanos y que no les deja más que la posibilidad de ser verdugos brutales o víctimas sacrificables, presentados una y otra vez en los medios de comunicación como masa inculta y fanatizada que administra su propia justicia grupal linchando, mutilando y colgando cadáveres en la plaza con la misma pasión con que rebanan el clítoris a sus hijas, apedrean a los homosexuales, violan a nuestras hijas y venden droga barata a nuestros hijos, entre otros tópicos de aceptación masiva.

(Isaac Rosa, El país del miedo, Seix Barral 2008)


Una novela sobre el miedo y sus mecanismos sociales cuyo protagonista es una víctima tan inverosímil como inquietante.

12/10/10

El vano ayer

Probemos con la historia del profesor Julio Denis (Carreras y Ruiz Carnicer, op. cit.), que de entrada muestra indicios razonables de raíz novelesca (¿por qué lo detuvieron y expatriaron? ¿Adónde fue expatriado? ¿Qué tipo de error pudo cometer la policía? ¿Cuáles fueron esas inverosímiles acusaciones?). Las preguntas a formular, sin embargo, son otras. ¿Seremos capaces de construir una novela que no mueva al sonrojo al lector menos complaciente? ¿Sabremos convertir la peripecia de Julio Denis en un retrato de la dictadura franquista (pues no otro será el objetivo de la posible novela) útil tanto para quienes la conocieron (y olvidan) como para quienes no la conocieron (e ignoran)? ¿Conseguiremos que ese retrato sea más que una fotografía fija, sea un análisis del período y sus consecuencias más allá del pintoresquismo habitual, de la pincelada inofensiva, de la épica decorada y sin identidad? ¿Será posible, en fin, que la novela no sea en vano, que sea necesaria?

(Isaac Rosa, El vano ayer, Seix Barral 2004, 309 páginas)

Todo recuerdo es producto de la última vez que lo evocamos. En cada evocación el recuerdo se actualiza y, por tanto, cambia. ¿Qué recordamos del franquismo ahora que ya nadie quiere ser su heredero?

15/9/10

¿Quién mató a Rosendo?

“Vivíamos en un galponcito forrado con madera y se criaban chinches y toda una serie de cosas, y la vieja decía que más vale hacer una pieza en el terreno que había comprado el viejo, aquí en Gerli. Y él se decidió un día y con un amigo levantaron la pieza. Las chapas alcanzaron para el techo, que es lo fundamental, y el resto lo cerraron con una lona. Esa noche llovió y tuvimos que andar por arriba de las camas, porque se había inundado todo y era un terreno que no tenía zanja. Después nosotros mismos hicimos la zanja, y la pieza se fue terminando de a poco con ladrillos, y la cocina con chapas de cartón. Había muchas miserias en aquel entonces, y las sigue habiendo. Naturalmente, hay veces que cuando los padres conversan, no se dan cuenta de que los hijos están escuchando, o se dan cuenta, pero no saben en el subconsciente todo lo que puede quedar en un ser humano, ¿no? El viejo se daba maña para todo, colocaba mosaicos, levantaba paredes, hacía fino y grueso, pero bajo patrón no aguantaba mucho tiempo. Cambiaba de trabajo como de camisa, porque decía : “A mí no me van a explotar estos hijos de puta”, y a veces contaba cómo eran las cosas anteriormente, cómo algunos se dejaban explotar, cómo algunos resistían la explotación, cómo se rebelaban. Él, más bien trabajó de changa, claro que a veces terminaba vendiendo empanadas. Él tenía su rebeldía, naturalmente, era peronista, pero no era un hombre armado ideológicamente.”

(Rodolfo Walsh, ¿Quién mató a Rosendo?, 451 editores 2010, 196 páginas. Prólogo de Isaac Rosa)

El reportaje sobre el asesinato de un dirigente sindical que acaba siendo literatura. Una especie de Cortázar sin veleidades estéticas.

El bebé de Miriám

Título: En el nombre de la madre ( In nome della madre ) Autor: Erri de Luca Año de aparición: 2006 Edición: Ediciones Siruela, 107 pági...