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2/12/16

El doctor Fischer de Ginebra

Alfred Jones es un inglés que vive en Suiza. Es traductor en una fábrica de chocolate. Conoce a Anna-Luise, una joven que, por edad, pudiera ser su hija. La historia de amor que se desencadena entre ambos es el puntal sobre el que descansa El doctor Fischer de Ginebra. Lo que le luce una buena historia de amor a una novela... Graham Greene la publicó en 1980, cuando contaba 76 años, pero puede hacer sombra a obras mucho más voluminosas de autores más jóvenes y quizás mejor dotados. Forever Greene.
 
“Pero ¿cómo evocar la felicidad? La desgracia es más fácil de describir. Era desdichado, decimos, porque... Y a eso añadimos este y aquel recuerdo, aportamos buenas razones; pero la felicidad se parece mucho a una de esas remotas islas del Pacífico que, señaladas por los marinos donde no constan a los cartógrafos, se hacen visibles emergiendo de la bruma.”




 
Graham Greene, El doctor Fischer de Ginebra, Edhasa

1/5/11

El candor del padre Brown

"Cuando Flambeau se tomó su mes de vacaciones y dejó su oficina de Westminster, lo hizo en un pequeño velero, tan pequeño que la mayor parte del tiempo funcionaba como bote de remos. Además se fue de vacaciones por los ríos de los condados del este de Inglaterra, ríos tan pequeños que el bote parecía un bote mágico navegando sobre la tierra firme, a través de prados y campos de trigo. El barco sólo tenía capacidad para dos personas y para las cosas más esenciales y Flambeau lo había aprovisionado con aquellas cosas que su especial filosofía consideraba esenciales. Al parecer, se reducían a cuatro: latas de salmón, por si tenía hambre; revólveres cargados, por si deseaba pelear; una botella de coñac, por si se desmayaba; y un sacerdote, por si se moría."

(G. K. Chesterton, El candor del padre Brown, Alianza Editorial 2010, 317 pág.)

Los personajes, salvo el del padre Brown, son esquemáticos. Las tramas resultan de una verosimilitud anticuada. De pronto, en medio de la pesquisa criminal, surge un problema espiritual, una tensión religiosa que el padre Brown resuelve al tiempo que identifica al asesino. Chesterton, como después Evelyn Waugh y Graham Greene, practicó la apología del catolicismo, ese género tan inglés. Mientras tanto, nos obsequia con fragmentos tan agradables como el que antecede este comentario.

7/8/10

Los caminos sin ley

El catolicismo, pensaba yo, tiene que redescubrir la técnica de la revolución; aquí, entre esas pálidas violinistas, esa técnica no se practica. Y esas mujeres prósperas y entrometidas que forman grupitos separados de los obreros por unos cuantos decímetros de tierra polvorienta y un abismo espiritual, son almas buenas, estoy seguro, pero un poco demasiado ansiosas en su afán de que el obispo sea bien recibido y no se fatigue excesivamente. Me preguntaba cómo habrían reaccionado ante las palabras de Santiago (citadas por Pío XI en una de sus últimas encíclicas): “Idos ahora, hombres ricos; llorad y gemid por las desdichas que os acaecerán. Vuestras riquezas están corrompidas, y vuestras ropas apolilladas. Vuestro oro y vuestra plata son cancerosos; y su orín será un testimonio contra vosotros, y comerá vuestras carnes como un fuego...”. Ésas son las palabras de la revolución; no la vaga promesa de que los libros mayores serán inspeccionados (¿cómo podría confiar en un libro mayor un obrero mexicano que vive con treinta y cinco céntimos al día?).

Graham Greene, Los caminos sin ley, Edhasa 2007, 377 páginas

Graham Greene visita México durante los años 30 y queda gratamente horrorizado. El México de la crueldad de las películas de Buñuel.

El bebé de Miriám

Título: En el nombre de la madre ( In nome della madre ) Autor: Erri de Luca Año de aparición: 2006 Edición: Ediciones Siruela, 107 pági...