
Hace dos años mi única hija fue raptada y conducida al Nuevo Mundo por un inglés, un representante y agente del negocio de fletes. Yo partí en su busca. Al llegar a Bahía no encontré sino negativas y, cuando insistía, groserías y amenazas. Los oficiales de la Corona, alegando que aquel era un pleito entre ingleses, no me prestaron la más mínima ayuda. Tomé una habitación alquilada, me puse a trabajar de costurera, y busqué y esperé, pero no encontré el menor rastro de mi hija. Así pues, desesperando ya de hallarla y casi agotados mis recursos, me embarqué para Lisboa en un buque mercante.
Diez días después de dejar puerto, por si mis desventuras no fueran ya bastantes, la tripulación se amotinó."
(J. M. Coetzee, Foe, Debolsillo 2009, 156 páginas)
No hay comentarios:
Publicar un comentario