Desde el día en que nació, Tsugumi fue una niña de salud muy delicada, y sufría muchas recaídas. Dado que los médicos le dieron pocos años de vida, la familia se preparó para lo peor. Ni que decir tiene que su entorno la malcrió, y su madre recorrió con ella todos los hospitales de Japón, no escatimó esfuerzos por alargarle la vida, siquiera un poco. De modo que, cuando empezó a andar, ya tenía un carácter muy rebelde, y el hecho de que fuera lo bastante fuerte como para llevar una vida más o menos normal no hizo más que agravarlo. Tsugumi era mala, deslenguada, egoísta, consentida y retorcida. Cuando, instantes después de soltar una de sus inconveniencias en el momento más inoportuno, adoptaba aquel aire triunfal, era la vida imagen del diablo.
(Banana Yoshimoto, Tsugumi, Tusquets 2008, 186 páginas)
Escrita en 1989, cuando la autora tenía 25 años. No es una Amélie Nothomb japonesa. Se deja leer.
(Banana Yoshimoto, Tsugumi, Tusquets 2008, 186 páginas)
Escrita en 1989, cuando la autora tenía 25 años. No es una Amélie Nothomb japonesa. Se deja leer.
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