La
película estaba ambientada en el siglo XIX pero era Meryl Streep
(cuando comenzaba a relumbrar) la que veíamos esperando
melancólicamente en el extremo del espigón. Un caballero
victoriano (que se parecía mucho al mejor Jeremy Irons) destrozaba
su acomodada mediocridad por ella. No sé cuántas veces llegué a
verla. Un día recordé que en casa había un ejemplar de la novela
de John Fowles. Era un regalo de una caja de ahorros, de aquellos
tiempos en que los libros de las casas pobres eran únicamente los
libros escolares y los que regalaba la Caja. Como estaba aburrido
decidí empezarla. Fowles comienza cada capítulo con una cita de un
autor decimonónico: Hardy, Tennyson, Jane Austen, Darwin o Marx,
varias veces Marx. ¡Rayos!, me dije, ¿qué ha hecho pensar al señor
Fowles que la mejor manera de contar la historia de Sarah
Woodrof
es poniendo a Karlos de fondo? ¿La mujer del teniente francés sería
marxista?
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