13/5/12

La vida eterna


Y sin duda fue Hannah Arendt quien, respondiendo así a la doctrina del ser-para-la-muerte de su maestro y amante Heidegger, ofreció la alternativa más creíble y dinámica -pero sin ningún idealismo sobrehumano o sobrenatural- al agobio esterilizador del nihilismo: «El ciclo vital del hombre corriendo hacia la muerte llevaría inevitablemente todo lo humano a la ruina y la destrucción si no fuera por la facultad de interrumpirlo y comenzar algo nuevo, una facultad que es inherente a la acción como un permanente recordatorio de que los hombres, aunque deban morir, no han nacido para morir sino para comenzar». Aquí la palabra crucial, tan sencilla y conmovedora, tan contundente es nacer.

(Fernando Savater: La vida eterna)


5 comentarios:

Manuel Marcos dijo...

Clarividente Savater. Una visión de Heidegger que necesita uno recordar de vez en cuando. Las brumas de la metafísica desaparecen con textos así.

Gracias, señor Croix. Saludos.

SBP dijo...

Gracias. Esta reflexión llega en un día especialmente duro y gris.

Carles Valls dijo...

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Un saludo y gracias.

J. L. dijo...

Manuel Marcos, nunca ha sido muy heideggeriano Savater. Más bien nada.

SBP, me alegra servirte de ayuda.

Saludos a todos.

Manuel Marcos dijo...

Sí, tiene usted razón, croix: de todas formas, la frase de Hanna Arendt califica por pasiva a Heidegger, por eso digo (ahora, que lo he vuelto a leer mucho mejor, disculpe mi ligereza) que las brumas metafísicas se aclaran un poquito. Uno no es que sea tampoco Savateriano y sin embargo se arrima de vez en cuando a sus pensamientos.
Saludos cordiales.

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