
El ultraje al dios suscitó de inmediato la indignación en el pueblo, que exigía un castigo ejemplar pare evitar la irritación divina y dar ejemplo del respeto debido a los símbolos religiosos. También surgieron enseguida las sospechas sobre los autores del atentado. ¿Sería, acaso, una siniestra muestra de una conjura antipopular por parte de la aristocracia conservadora? ¿O era más bien el acto de los miembros de una hetería, una cofradía de jóvenes aristócratas desvergonzados? Lo cierto es que algunos acusaron a Alcibíades de haber cometido el sacrilegio junto con algunos compañeros de juerga. A esto se añadió después la acusación de haber parodiado, en una fiesta, los sagrados misterios eleusinos."
(Carlos García Gual, Alcibíades, National Geographic Historia nº 71)
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