Su padre era un hombre despótico, colérico, de humor cambiante y de una sórdida avaricia, fruto de las dificultades económicas, pero también de su enfermizo apego al poco dinero que le daba la tienda. Era un hombre devoto. El dinero y las prácticas religiosas dominaban sus pensamientos y sus días. La madre era una mujer sumisa, resignada y apática, exhausta por los embarazos seguidos, consumida por las preocupaciones. No hacía más que contar mentalmente el poco dinero del que disponían para sacar adelante la familia, no con la morbosa intensidad de su marido, sino con el terror de una liebre perseguida.
(Natalia Ginzburg, Antón Chéjov, Acantilado 2006, 83 páginas)
(Natalia Ginzburg, Antón Chéjov, Acantilado 2006, 83 páginas)
2 comentarios:
Libro maravilloso, también se lo recomendaría a todo el mundo. Buen gusto el tuyo.
Gracias Paula. Pongo uno de tus blogs en mi lista de enlaces.
Publicar un comentario