En realidad no hay ningún problema en absoluto. No tenemos -ni mucho menos somos- un problema. Los problemas nos gustan porque nos dan la impresión de que gracias a ellos podremos ser. El verdadero problema son nuestros falsos problemas. Podemos ser dichosos en el fondo, no podemos por menos de serlo. Hemos creído que nuestros problemas éramos nosotros, por eso nos cuesta tanto abandonarlos. Tememos perdernos, pero es que debemos perdernos. Cuando no nos agarramos a nada, volamos.
(Pablo d'Ors, Biografía del silencio)
2 comentarios:
¡Vaya!
Es curioso, ¿verdad?
Publicar un comentario