30/11/08

La insoportable levedad del ser (Milan Kundera)

Ana se encuentra con Vronsky en circunstancias extrañas. Están en un andén en el cual alguien se lanza bajo las ruedas del tren. Al final de la novela, la que se lanza bajo las ruedas del tren es Ana. Esta composición simétrica, en la que aparece el mismo motivo al comienzo y al final, puede parecer muy “novelada”. De acuerdo, pero con la condición de que la palabra “novelado” no se entienda en el sentido de “inventado”, “artificial”, “que no se parece a la vida”. Porque es precisamente así como se componen las vidas humanas.
Se componen como una pieza de música. El hombre, llevado por su sentido de la belleza, convierte un acontecimiento casual (la música de Beethoven, una muerte en la estación) en un motivo que pasa ya a formar parte de la composición de su vida. Regresa a él, lo repite, lo varía, lo desarrolla como el compositor el tema de su sonata. Ana hubiera podido quitarse la vida de otro modo. Pero el motivo de la estación y la muerte, ese motivo inolvidable unido al nacimiento del amor, la atraía con su oscura belleza en el momento de la desesperación.
pág. 57

Ya sabemos que Kundera tiene un pasado estalinista. Envejecer es persistir en el error o contradecirse. ¿Qué cadáveres tendrán en el armario los que le acusan? Para celebrarlo podemos releer su obra más famosa. Podemos volver a probar la mezcla de ensayo y ficción (hoy tan normal), la peripecia política como fundamento de la trama, la influencia de Sartre en nuestra camusiana época.

26/11/08

El niño con el pijama de rayas (John Boyne)

"Bruno no habría sabido explicar por qué, pero el teniente Kotler no le caía bien. Alrededor de aquel teniente había una atmósfera fría que hacía que Bruno quisiera ponerse un jersey. Sin embargo, no había nadie más a quien pedírselo, así que se armó de valor y se acercó a saludarlo.
La mayoría de los días, el joven oficial presentaba un aspecto muy elegante, se paseaba con aire resuelto y daba la impresión de que le hubieran planchado el uniforme una vez puesto. Siempre lucía las botas negras perfectamente embetunadas, y el rubio cabello con raya a un lado y perfectamente peinado con algo que conservaba la marcas del peine, como un campo recién labrado. Además, se ponía tanta colonia que sabías cuándo iba a aparecer porque lo olías de lejos."



Pág. 74


¿Quieres que tu hijo o tu sobrino sepa de qué se habla cuando se habla del Holocausto? Esta es una buena opción.

20/11/08

Personajes secundarios (Joyce Johnson)

"La muerte de Joan Vollmer Burroughs es mucho más famosa que su protagonista. Como la historia de Lucien, forma parte de la prehistoria de los beats. Y aun descontextualizándola, sigue siendo la típica anécdota macabra y extravagante que, cuando te la han contando -a mí me llegó a través de ciertos círculos de la Universidad de Columbia a mediados de los cincuenta-, no la olvidas jamás. Como en la historia de Lucien, había algo fríamente estilizado en el relato; una falta de compasión rayana en un humor negrísimo.
¿Te han contado la del hombre que se puso a jugar a Guillermo Tell con su mujer y falló? "


pág. 24


Relato autobiográfico de una novia de Jack Kerouac que, desde los años 80, recuerda una serie de figuras menores de la generación beat. Interesante el retrato del inconformismo juvenil norteamericano en la primera parte del libro.

11/11/08

Tokio blues.Norwegian wood (Haruki Murakami)


"¿De qué me estaba hablando ella?
¡Ah, sí! Me hablaba de un pozo. No sé si existía en realidad o si era alguna imagen o símbolo que sólo existía para ella. Como tantas otras cosas que, en aquello días inciertos, entretejía su mente. Sin embargo, después de que Naoko me hablara del pozo, he sido incapaz de imaginarme aquel prado sin su existencia. La figura de un pozo que jamás he visto con mis propios ojos está grabada a fuego en mi mente como parte inseparable del paisaje. Puedo describirlo en sus detalles más triviales. Se encuentra en la linde donde termina el prado y empieza el bosque. Es un gran agujero negro de un metro de diámetro que se abre en el suelo, oculto hábilmente entre la hierba. No lo circunda brocal alguno, ni siquiera un cercado de piedra de una altura prudente. Se trata de un simple agujero abierto en el suelo. Aquí y allá, las piedras del reborde, expuestas a la lluvia y al viento, han mudado a un extraño color blancuzco, se han agrietado y han ido desmoronándose. Unas lagartijas verdes se deslizan entre las grietas. Sé que si me asomo y miro hacia dentro no veré nada. Es muy profundo. No puedo imaginar cuánto. Y está tan oscuro como si en una marmita alguien hubiera cocido todas las negruras de este mundo."
pág. 11




Dolor, muerte, humor, sexo y personajes imprevisibles. Los típicos ingredientes de la novela expuestos con una técnica clara y efectiva: descripciones cortas, diálogos abundantes y una narración por orden cronológico. La edición, de bolsillo, es de letra grande y sin erratas.

4/11/08

"Usted habla como hija de un militar, señorita Hubley, pero en la pacífica Pennsylvania adoptamos una perspectiva menos absoluta. Los negreros, por su lado, también se ven arrastrados por circunstancias que ellos no crearon. La posesión de esclavos, aunque yo también deploro sus abusos, es tan antigua como la guerra, y debemos preferirla a la masacre. En algunas sociedades, por ejemplo la de la antigua Grecia, el contrato entre amo y esclavo concedía a este último considerables ventajas, y nuestros hermanos sureños aseguran que sin la guía paternal de la institución el negro perecería por su natural indolencia e incapacidad. En el momento actual, nuestros amigos del sur ven menguar su proporción de la fortuna nacional; gran parte del apremio se eliminaría de la cuestión territorial, estoy convencido, si nuevos territorios al sur del sur, por así decirlo, fuesen misericordiosamente apartados -el vivo gesto de un capirotazo sobresaltó a las dos componentes de su pequeño público- de los desmoronados dominios de la moribunda corona española."

Memorias de la Administración Ford, p. 57

1/11/08

Memorias de la Administración Ford (John Updike)


Ahora que estamos inmersos en la campaña electoral de los Estados Unidos (más incluso que algunos norteamericanos) propongo esta novela sobre dos de sus presidentes: James Buchanan (1857-60) y Gerald Ford (1974-77).
***
Una resaca monumental de las utopías de los 60 en un contexto de disolución de las instituciones con un presidente tramposo obligado a dimitir (Nixon) y su sustituto completamente deslegitimado (Ford). Una generación con el cerebro achicharrado por las drogas intenta reorganizar la vida alrededor del feminismo sistemático, las modas intelectuales europeas y la promiscuidad sexual. Un profesor de historia, Alfred Clayton, recuerda aquellos años desde la América neoconservadora de los 90 y los compara con la época de James Buchanan cuyo mandato dejó un balance ambiguo: el último presidente que evitó la guerra civil y el que la dejó lista para empezar; la encarnación de los valores puritanos de la Norteamérica pionera y el único presidente soltero de su historia; un hombre de éxito, que nunca perdió unas elecciones, y a la vez patrocinador de proyectos disparatados, como el de comprar Cuba a la Corona española para integrarla en la Unión como estado esclavista y restablecer así el equilibrio. Todo ello filtrado por una experiencia personal de adulterio y abandono del hogar durante los años de la Administración Ford, equivocados por esa lucidez excesiva que, según los psiquiatras, antecede a las depresiones.


289 pág., Tusquets 1993

El bebé de Miriám

Título: En el nombre de la madre ( In nome della madre ) Autor: Erri de Luca Año de aparición: 2006 Edición: Ediciones Siruela, 107 pági...