Ser perfecto, alcanzar la perfección, es la senda a cuyos lados cunde el negocio de los tenderetes religiosos, pero ser adorablemente imperfecto como Julia Roberts es un prodigio que no se puede aprender. La idea de completar todos los ángulos de un proyecto ahoga las soluciones más agudas. Esto lo saben bien los grandes arquitectos, los buenos pintores y los escritores con impulso. Oscar Wilde decía: “Cultiva tus defectos; será aquello que más envidien tus enemigos”.
(Vicente Verdú, La elocuencia del defecto)
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