Juan-Eduardo Cirlot
El escorpión dorado de tu frente
como la doble araña de tus ojos
buscan en los colores los más rojos
y me tiñen de sangre de repente.
Vivo donde el suplicio todavía,
tus uñas me desgarran y me ofrecen
a los profundos fondos donde crecen
flores que se alimentan de agonía.
Diosa que sólo das a las arenas
la vida que arrebatas con la muerte
de quienes atormentas porque quieren;
toma lo que me queda entre las venas,
que puede el sufrimiento aun ofrecerte
amando hasta las garras que lo hieren.
2 comentarios:
Qué decir. Sólo que es maravilloso. El soneto tiene vocación de permanencia. Saludos.
Gran poeta este Cirlot, justamente recuperado de unos años a esta parte.
Saludos.
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