31/7/13

León el Africano

   
   A mí, Hasan, hijo de Mohamed el alamín, a mí, Juan León de Médicis, circuncidado por la mano de un barbero y bautizado por la mano de un papa, me llaman hoy el Africano, pero ni de África, ni de Europa, ni de Arabia soy. Me llaman también el Granadino, el Fesí, el Zayyati, pero no procedo de ningún país, de ninguna ciudad, de ninguna tribu. Soy hijo del camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía.
   Mis muñecas han sabido a veces de las caricias de la seda y a veces de las injurias de la lana, del oro de los príncipes y de las cadenas de los esclavos. Mis dedos han levantado mil velos, mis labios han sonrojado a mil vírgenes, mis ojos han visto agonizar ciudades y caer imperios.
   Por boca mía oirás el árabe, el turco, el castellano, el beréber, el hebreo, el latín y el italiano vulgar, pues todas las lenguas, todas las plegarias me pertenecen. Mas yo no pertenezco a ninguna. No soy sino de Dios y de la tierra, y a ellos retornaré un día no lejano.

(León el Africano, Amin Maalouf, 1986)

Buena novela histórica sobre el convulso Mediterráneo del 1500 (casi como ahora).

17/7/13

El vecino de abajo


Las obras comenzaron a traición un lunes a las ocho en punto de la mañana. No hubo preludios ni oberturas, nada que hiciera presagiar lo que se avecinaba. ¿Habrían sido distintas las cosas de haber recibido antes un gentil aviso de que ya podía ir despidiéndome de la paz y el orden durante una temporada? Sea como fuere, el inicio de las obras me pilló en la cama, lamentablemente sola, pues ciertos tragos resultan más llevaderos si una está acompañada, pero desde mi divorcio los retozos en equipo brillaban por su ausencia. Acababa de abrir los ojos y como cada mañana trataba de hacer acopio de valor y energía para levantarme cuando, de repente, una serie de violentos martillazos que parecían salir justo de debajo de mi almohada hicieron retumbar de forma ominosa el suelo y las paredes y convirtieron en zona catastrófica el cálido y delicioso habitáculo donde segundos antes remoloneaba, voluptuosamente envuelta por el olor de mis propias ventosidades, en lo que sin duda supone la única ventaja objetiva de no dormir en compañía. Expulsada de la cama por los martillazos, me precipité a la ducha con el corazón en un puño y a tal velocidad que probablemente batí una marca personal.

( El vecino de abajo, Mercedes Abad, 2007)

Un descenso a los infiernos con sentido del humor en pleno boom inmobiliario.

El bebé de Miriám

Título: En el nombre de la madre ( In nome della madre ) Autor: Erri de Luca Año de aparición: 2006 Edición: Ediciones Siruela, 107 pági...